Sanidad pública para nuestras mascotas

Sanidad pública para nuestras mascotas

Cuando la vida de tu mascota depende de tu cuenta bancaria

Un día cualquiera, tu compañero de cuatro patas empieza a encontrarse mal. Respira con dificultad, no se mueve, sus ojos te piden ayuda. Lo único que puedes hacer es correr al hospital veterinario más cercano. Pero cuando llegas, la respuesta no es una camilla ni una prueba urgente: lo primero que te piden es la tarjeta de crédito.

“Antes de ingresarlo, necesitamos un depósito”, te dicen. Y en cuestión de segundos, te das cuenta de que no estás en un hospital, sino en algo que se parece más a un hotel de lujo: la estancia, las pruebas, los medicamentos… todo tiene un precio. Y si no puedes pagarlo al momento, tu animal no entra. O entra, pero no se le hace nada hasta que no vuelvas a autorizar –y pagar– cada intervención. La vida de tu mascota pasa a depender, literalmente, del saldo de tu cuenta bancaria.

Esta es la historia de muchas familias en España. Una de ellas, por ejemplo, la de Laura y su perro Max. Una tarde, Max dejó de caminar. Tenía fiebre, estaba desorientado. Lo llevaron de urgencia al hospital veterinario. Les pidieron 600 euros por la estancia y las primeras pruebas. Los pagaron. Al día siguiente, necesitaban hacerle un TAC, otras analíticas y una ecografía urgente. Pero los recursos de Laura y su familia ya no daban para más. Les acababan de subir el alquiler, tuvieron que cambiar el coche para poder ir a trabajar, y no quedaba dinero. Max empeoró. En cuestión de horas, sus ojos dejaron de brillar. Murió sin que se le pudieran hacer todas las pruebas que necesitaba. La familia se quedó devastada. No solo por la pérdida, sino por la impotencia de no haber podido hacer más. Porque querían, pero no podían.

Y no es un caso aislado. En España hay más de 29 millones de mascotas. Millones de familias que conviven con animales que no son solo animales: son parte del hogar, del día a día, de los afectos. ¿Qué ocurre cuando uno de ellos enferma y no puedes permitirte pagar 2.000 euros de urgencia?

Cuando una persona tiene recursos y se enfrenta a uno de estos imprevistos, puede resolverlo. Hará un esfuerzo económico, sí, pero podrá salvar a su animal. Sin embargo, para muchas personas humildes, trabajadoras, con sueldos bajos y sin ahorros, el golpe es demoledor. Porque en estos casos, si no tienes dinero, tu mascota se muere. Así de claro. No es un problema veterinario. Es una cuestión económica. Una cuestión de clase.

Es urgente abrir un debate sobre la necesidad de un hospital veterinario público. Igual que existe sanidad pública para las personas, ¿por qué no existe un sistema similar para los animales? ¿Por qué seguimos tratándolos como si fueran un lujo, cuando forman parte de nuestras familias? El modelo podría ser el mismo que el de nuestra sanidad: hospitales públicos que atiendan con urgencia, sin exigir miles de euros por adelantado, y clínicas privadas que funcionen en paralelo para quien quiera o pueda permitírselo.

Estamos en un momento en el que hablamos de bienestar animal, de derechos, de empatía. Pero esos derechos no existen si no están garantizados para todos. No podemos seguir permitiendo que la salud y la vida de un animal dependan del bolsillo de su cuidador. Porque cuando una mascota enferma, lo único que deberías tener que hacer es preocuparte por salvarla, no por si podrás pagar la factura.

Victor Sánchez Valle

Victor Sánchez Valle

Empresario de hostelería. Fundador de Resistencia Balear, capitaneó las protestas en Mallorca contra las restricciones impuestas por el gobierno de Armengol y se convirtió en un referente por la libertad.

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